Energizar Gigantes proyectos eléctricos en edificios altos
El resultado operativo y funcional que se obtenga en un proyecto de edificio alto depende cada vez de una mayor diversidad de factores. Por ello, todo debe asumirse en conjunto, pues esto permitirá afrontar los desafíos, cada día más numerosos, dado que las inversiones para el futuro próximo se vislumbran cuantiosas ¿Está lista la industria mexicana para dar el siguiente paso?.
“El modelo de ciudades extendidas se está contrarrestando con la construcción de grandes edificaciones”: Sergio González.
Una obra no surge de la nada. La decisión de construir un edificio de gran altura resulta de la necesidad, existente o creada, de contar con un espacio para desarrollar cierto tipo de actividades. El auge de este tipo de edificaciones ha venido en aumento durante los últimos años en los países en desarrollo, sobre todo en las metrópolis que se consideran nodos de actividad comercial y financiera. No obstante, su presencia en las ciudades de gran desarrollo es notoria desde el siglo pasado.
En todas partes del mundo, cada año se llevan a cabo proyectos que buscan elevarse a la cima de la clasificación entre los edificios de gran altura. Ejemplos notorios se localizan en diversas latitudes: las Torres Petronas, situadas en Kuala Lumpur, capital malaya, ostentaron por algún tiempo el título de las más altas del mundo, con 452 metros; más tarde se edificó el Shanghai World Financial Center, cuya altura de 492 metros lo situó un tiempo como el más alto; el Taipei 101 también mereció el reconocimiento, al elevarse hasta 502 metros o 529 si se cuenta la antena. Sin embargo, el desarrollo más ambicioso en términos de altura se concluyó a principios de 2010: Burj Khalifa, con 163 pisos y 828 metros de altura, ubicado en Dubái, la ciudad más poblada de Emiratos Árabes Unidos.
Cambios. La presencia de edificios altos ha dejado de ser privativo de ciudades europeas y estadunidenses |
Desarrollos de este tipo siguen acumulándose. Cada uno ofrece rasgos distintos y usos también diversos, no por ello menos destacables. Hasta hace algunas décadas, proyectos con gran altura como rasgo diferencial solían llevarse a cabo sólo en ciudades europeas y de EUA; no obstante –como evidencian los ejemplos apenas mencionados–, diversas ciudades ubicadas en países en desarrollo han comenzado a reclamar un sitio entre las metrópolis de los rascacielos.
Para muestra, se tiene noticia de que en Jeddah, Arabia Saudita, se concluirá en 2018 la construcción de la Torre Kingdom de 1 kilómetro de altura, mientras que otra más de 1.6 kilómetros verticales podría concluirse en 2025 en la ciudad de Shanghái. Estos datos dejan entrever que los países en desarrollo cada vez ganan más terreno en las construcciones de 600 metros en adelante, debido, en parte, a un despunte en su crecimiento económico y a que estos desarrollos representan un símbolo de riqueza y poder.
Dominio. Los países asiáticos se disputan en la actualidad la construcción más elevada Fotografía: nodff / Shutterstock.com |
La situación latinoamericana
En América Latina el escenario dista de alcanzar las alturas de los edificios más elevados, pero no deja de ser significativo que las construcciones altas se estén convirtiendo en común denominador. Países como Panamá ?que encabeza la lista por cantidad?, Colombia, Brasil, México, Venezuela, Chile y Argentina ostentan la mayor cantidad de edificios altos de Latinoamérica.
La Gran Torre Santiago, en la capital chilena, se ubica en la cima de este listado, seguida por una docena de desarrollos con más de 220 metros localizados en la capital panameña. Los 225 metros de Torre Mayor, en la Ciudad de México, la colocan en el lugar 14 de la lista, aunque pronto cambiará de sitio, pues sólo en el país para los próximos dos años se tiene prevista la conclusión de cinco obras que superan 230 metros de altura.
Según información disponible en distintos sitios de acceso público, el crecimiento de los inmuebles altos de oficinas en la Ciudad de México ha registrado niveles de entre 10 y 14 por ciento, con 7 millones 200 mil metros cuadrados totales de espacio disponible en la actualidad. Estas cifras, que la colocan por encima de ciudades como Río de Janeiro y Buenos Aires, se explican en parte debido a que la Ciudad de México ha cobrado un gran atractivo para grandes empresas, las cuales la han elegido como centro de operaciones y atienden el interior del país desde este punto.
Asimismo, diversos actores del sector inmobiliario y de desarrollo urbano consideran que la construcción de edificios de gran altura podría apoyar la reorganización de la ocupación urbana, la cual desde sus inicios se llevó a cabo de manera desorganizada. “Compactar las ciudades y redensificar los centros con torres residenciales y rascacielos de usos múltiples solucionará muchos de los problemas sociales, económicos y urbanos originados por la extensión de la mancha urbana”, declara Carlos Correa, director ejecutivo de la Asociación de Urbanistas de México, para el portal Obras Web.
Asimismo, Sergio González, director de Operaciones de Grupo Danhos, detalla que los modelos constructivos están cambiando y eso incide en las características de los desarrollos. “El modelo de ciudades extendidas que ha generado tantas problemáticas se está contrarrestando con la construcción de grandes edificaciones. Pues, al final, la calidad de vida y las problemáticas sociales están orillando a la inversión a generar ciudades compactas, por lo que se deben tener muy buenos asesores y un buen equipo de trabajo”.
Por su parte, el ingeniero Raúl Uribe, director General de Uribe Ingenieros, una de las firmas de construcción electromecánica más sobresalientes de México, que actualmente se encuentra a cargo del desarrollo de Torre Reforma y Torre Bancomer, discrepa de esta tendencia: “Yo creo que en la parte comercial está creciendo, pero no creo que crezcan mucho si se le compara con el crecimiento que tuvo hace tres años. Actualmente hay gran cantidad de metros cuadrados disponibles en Santa Fe que no se han rentado, también en Paseo de la Reforma”.
En su opinión, el desarrollo mayor podría suscitarse en otras áreas: “No veo proyectos que se vayan a hacer. Quisiera dar una respuesta positiva como mexicano. Lo cierto es que será más conservador el crecimiento, pero crecerá más la parte industrial si el Gobierno Federal, si las leyes energéticas secundarias son benéficas para los inversionistas internacionales. Hoy está estancado porque no han salido todas las Reformas. Aunque creo que es donde se creará una gran infraestructura gracias a las grandes empresas que vienen: petroleras, de energías limpias, celdas fotovoltaicas. Mientras la Reforma Energética no sea favorable para los inversionistas, para el país y los grandes inversionistas internacionales, no va a caminar. Pero yo veo una gran oportunidad de que la parte industrial crezca mucho”.
Auge. Cada año aumenta el número de grandes obras en países en desarrollo |
Responsabilidad de suministro y eficiencia
Entre los elementos más importantes en este tipo de desarrollos –acaso sólo después de los sistemas estructurales–, se encuentra el suministro eléctrico. Los desarrolladores de obra lo conciben como “la sangre de los edificios”, quizás porque la mayoría de los sistemas y equipos empleados dependen de la electricidad para funcionar. El ingeniero Raúl Uribe menciona que “la ingeniería o las ingenierías, y voy a hablar en particular de la electricidad, aunque podría hablar de todas las ingenierías electromecánicas, es de las cosas más importantes. La concibo como el cuerpo de un ser humano. Puedes ser una persona blanca, morena, pero si por dentro no estás bien, entonces eso tampoco sirve de mucho. Las arterias o la infraestructura de un edificio es lo más importante”.
Concebir y diseñar la instalación eléctrica de un edificio alto precisa conocimiento profundo de diversas variantes, si se busca lograr el mejor resultado. El elemento del que debe partir el diseño son las funciones que habrá de desempeñar el edificio. Antes de comenzar, esto debe estar claro, puesto que sobre el objetivo de la edificación se dibujarán las dimensiones, las características, los materiales, los equipos y demás elementos que la conforman.
Los rasgos del proyecto son definidos por el inversionista o propietario del inmueble, quien buscará obtener un producto comercializable, rentable, eficiente y sustentable, según lo marcan las regulaciones ambientales y de consumo eléctrico actuales. Al recaer la decisión total de las características sobre el inversionista, debe plantearse un objetivo bien delimitado, que le permita obtener lo que busca de su inversión.
En otras palabras, todo proyecto, según comenta Sergio González, se concibe con base en lo que requieren los usuarios potenciales y en las posibilidades que ofrezca el mercado: “No obedece tanto a la elección de contratista, obedece más bien a la exigencia del mercado. En un mercado deprimido, difícilmente te vas a lanzar a construir un edificio”.
Por otra parte, explica que la participación del inversionista resulta vital para que el proyecto se logre del modo en que se concibió: “El involucramiento del inversionista es fundamental, pues tú tienes que dirigir y saber qué es el producto que ofreces; tienes que tener una visión clara del objetivo al que pretendes llegar con tu contratista para poderle responder al mercado. Aunque uno de los temas que debe desarrollarse es el tema de lo que piden los clientes, pues ellos también deben de saber pedir y las posibilidades que existen para exigir alguna característica en un proyecto”, detalla.
Delimitado el alcance de la obra, sea con base en necesidades concretas o en especulación sobre las posibilidades de uso, “Como en todas las disciplinas, el proyecto inicia desde la concepción, donde el arquitecto empieza a pensar dónde van a estar los espacios para las subestaciones, y desde ahí debes tener un diseño básico que resuelva los principales retos del edificio”, dice González. Es aquí donde ingresa la ingeniería eléctrica, que se encargará de brindar el suministro preciso, ni más ni menos.
El ingeniero Uribe explica que conocer los detalles arquitectónicos y las exigencias del cliente es parte fundamental de todo proyecto. “Cuando alguno de mis clientes tiene la necesidad de contratar alguna ingeniería, en este caso electricidad, obviamente nos piden que nos presentemos para que nos expliquen el proyecto arquitectónico en general; esto nos permite darles una cotización. En el momento en que me platican las características de la torre y me dicen el concepto de la arquitectura, que se van a tener tantos niveles de hotel, de oficinas o de villas en renta, es cuando me pueden cuestionar acerca de la carga que demandará el edificio. Después de este acercamiento, es posible hacerles una oferta, es decir, se toma más seriedad. Y el proyecto de una torre de gran altura, desde el punto de vista de la ingeniería, lo podemos terminar, desde este acercamiento, en más o menos dos años. Es decir, estaremos listos para que dicho proyecto ya lo puedan sacar a licitar o que sea ejecutable”.
De su experiencia en el ramo, Sergio González identifica tres principales retos que el contratista debe asumir y sortear de manera cabal para lograr un buen proyecto eléctrico: viabilidad del proyecto, eficiencia para el mercado y un buen diseño. El primero se relaciona con la magnitud del desarrollo, dado que su demanda energética supera los consumos convencionales y la gestión de Comisión Federal de Electricidad (CFE) aún enfrenta obstáculos debidos a la falta de experiencia en el sistema que alimenta a la Ciudad de México.
“La primera fase es la factibilidad y certidumbre que dé la Comisión Federal de Electricidad en el suministro de energía para grandes desarrollos. Anteriormente trabajábamos con Luz y Fuerza del Centro, y ellos ya sabían el tipo de necesidades que teníamos y estaban acostumbrados a trabajar en este tipo de proyectos. Lamentablemente, a CFE le ha costado trabajar en la Ciudad de México, pues no manejaba las mismas magnitudes con las que trabaja ahora, por lo que ha tenido que adaptar sus estándares de calidad en la gran urbe y ha tenido que organizar, definir programas, entender cómo está la red eléctrica y, sobre todo, ha tenido que aprender a atender emergencias. La primera parte se refiere pues a la certidumbre para poder lanzar un desarrollo que demande mucha energía, me refiero arriba de 10 megawatts”.
Meta. Toda obra eléctrica, sin importar sus dimensiones, debe ser segura, confiable y competitiva en costos |
Las exigencias normativas de cuidado ambiental y reducción del consumo eléctrico demandan que los nuevos proyectos requieran cada vez menos energía o que aprovechen los recursos naturales disponibles, de modo que su consumo sea menor. Según los datos más recientes, el encarecimiento de la energía resulta en gran medida de que la demanda eléctrica supera a la oferta, lo que precisa desarrollar infraestructura que permita elevar la capacidad de generación.
No obstante, construir plantas de generación, sea mediante fuentes fósiles o renovables, lleva tiempo. Además, se ha caído en cuenta de que la energía más barata es la que no se consume. Esta idea ha impulsado proyectos que buscan involucrar tecnologías que disminuyan la demanda de energía, como envolventes que prevengan la absorción de calor, cristales para tratar la luz, esquemas de automatización que regulen el funcionamiento de los equipos de iluminación y aire acondicionado (los que más energía precisan), entre diversos esquemas que han resultado viables. Entonces, el segundo reto, vinculado con el anterior, se dirige hacia la consecución de un proyecto eficiente energéticamente.
“La segunda parte es el mercado, pues ahora se exige que tengas edificios más eficientes, que se ofrezca un menor consumo de energía en la generación de agua helada, los elevadores, el control del alumbrado, etcétera, lo que finalmente le compete a los contratistas eléctricos y los cuáles deben cumplir con retos como el que establece un edificio LEED Platino, donde los estándares están marcados en 115 watts por metro cuadrado, incluyendo ya el aire acondicionado”, ahonda González.
En el mismo tenor, el ingeniero Uribe concuerda en que la reducción de consumos y la eficiencia son prácticamente factores inevitables en los esquemas actuales, dado que permiten que los proyectos sean rentables desde el punto de vista económico. “Considero que en un proyecto de construcción, ya sea una casa o la torre más alta en México, las instalaciones eléctricas deben ser seguras, confiables y, hoy por hoy, en los grandes mercados, muy competitivas en su costo en general, ya que en este tipo de obras el dueño tiene que competir desde el momento de la compra para cumplir con los objetivos”.
La tercera parte, de acuerdo con Sergio González, debe lograr una buena combinación de las dos anteriores y recae en el diseño. El cálculo de cargas, la selección de equipos, los esquemas de gestión y automatización, el aprovechamiento de los recursos naturales, las labores de reciclaje y recuperación, entre un sinfín de posibilidades, sólo son eficaces con un buen diseño, el cual se logra con trabajo conjunto. “En esta parte intervienen los otros contratistas, pues deben de tomar en cuenta en sus diseños instalaciones más eficientes, equipos de mayor tecnología y sistemas de automatización que integren esta filosofía de ahorro energético”.
Soporte. El desarrollo de elementos estructurales adecuados crece en relevancia para las obras de gran altura |
Convergencia
El diseño del proyecto, según afirman diversos especialistas, ha llegado al punto en que no puede llevarse a cabo de manera aislada por cada ingeniería. Los esquemas en que cada especialidad definía sus espacios, equipos y necesidades por separado han desembocado en proyectos ineficientes, altamente contaminantes y no rentables para las exigencias actuales del mercado. En otras palabras, la comunicación entre especialidades permite que el proyecto eléctrico, en cuanto a consumo, disponibilidad y calidad, se logre.
“Finalmente, la instalación eléctrica es la plataforma donde debes controlar toda la energía. Al contratista se le pide eficiencia en los recorridos de los cableados y en el propio diseño, pues muchas empresas necesitan a veces hasta doble o triple respaldo de energía, como es el caso de las instituciones financieras, por lo que se tienen que tener esos espacios listos. Hay que estar muy atento a la coordinación de las instalaciones, por lo que la compra, el uso y el mantenimiento deben estar en concordancia y comunicación”, detalla Sergio González.
Además, cada día se revelan elementos nuevos por considerar para el desarrollo de un edificio alto. Por ejemplo, el doctor Bernardo Gómez, director General de Cande Ingenieros y especialista en ingeniería estructural para grandes edificios, comenta que contar con buenos elementos de cimentación y de control de la respuesta del edificio robustece la durabilidad y la seguridad del edificio en general: “Los edificios reaccionan ante los sismos deformándose. Estas deformaciones tienen impacto sobre cualquiera de las instalaciones del edificio. El hecho de controlar la deformación del edificio beneficia a las demás instalaciones, puesto que se mantienen bajo control las distorsiones que pudieran presentarse en las estructuras de los entrepisos”.
“Lo ideal es tener un asesor que te ayude a identificar estos temas, por ejemplo en las recomendaciones de la selección de motores (de arranque suave), control de alumbrado, control de temperatura, por lo que no será sólo de la industria eléctrica, sino se tendrán que conjuntar las otras ingenierías para lograr ahorros energéticos”, puntualiza Sergio González, quien también destaca el papel del agente de commissioning en el desarrollo de un proyecto adecuado.
“Cuando ya se defina el diseño y los equipos que se usarán, es bueno establecer un vínculo tanto con un agente de commissioning como con un asesor del sector, pues esta medida ayudará a verificar el funcionamiento de interruptores, podrá medir cargas, volverá a medir aprietes, tomará fotografías térmicas para ver si hay calentamientos, lo que finalmente evidenciara la eficiencia del edificio”, puntualiza Sergio González.
“La industria eléctrica siempre ha buscado mejorar la eficiencia, pero en lo que más ha evolucionado es en toda la parte de medición y verificación. Ahora se separan bien las diferentes líneas en los tableros y se pone un tope máximo en las acometidas para disminuir la demanda de electricidad”, expresa la arquitecta Alicia Silva, consultora en Edificaciones Sustentables en Revitaliza Consultores.
Señala que si bien el diseño es una parte fundamental, la operación del edificio debe recibir una importancia similar. Una mala operación puede echar abajo el mejor diseño. “Ya existe una profesionalización desde los planos as-built, hasta la operación; o sea, la industria eléctrica debe entender que el edificio se debe de operar de manera impecable y que si este aspecto no se apoya es una pesadilla. La calidad en el diseño se ve al usar tableros inteligentes, sistemas de automatización y verificadores de energía. La idea es entregar un trabajo bien hecho, pero también manejarlo correctamente”, advierte Silva.
“Dentro de la electricidad tienen que ver mucho dos cosas para hacer un buen proyecto y una buena obra. Hay que tomar en cuenta las Normas Oficiales Mexicanas e internacionales, y conocer la arquitectura y las bondades que tenga el edificio. Por ejemplo, en edificios de gran altura malamente tienes concentración de transformadores y subestaciones en algún piso, esto tiene mucho que ver con la arquitectura, porque es necesario considerar el peso de los equipos, la manera cómo los introducirás; igualmente, que el equipo no contamine, considerar el tipo de coladeras, las instalaciones sanitarias”, ejemplifica el ingeniero Uribe.
Resalta que los elementos no eléctricos y las características naturales del sitio donde se desarrolla la obra son de gran relevancia: “El proceso de la ingeniería eléctrica y qué tanto tiene que ver con las inclemencias del tiempo, el asoleamiento y la arquitectura son primordiales. Incluso, el tema de la iluminación es primordial, porque tiene que ver con la orientación del edificio, con el tipo de persianas, hasta el color de la alfombra, los muebles, los contactos, el tipo de piso. Por lo tanto, tenemos mucha relación tanto con la arquitectura como con las necesidades generales del edificio”.
¿Futuro?
Ante este panorama, cabe preguntarse si están preparadas las ciudades para albergar tal cantidad de desarrollos y, sobre todo, si la ingeniería eléctrica mexicana podrá afrontar los retos que se avecinan.
En principio, el ingeniero Uribe detecta que la manera de hacer las cosas está cambiando y la ingeniería debe tomarlas en cuenta: “Debemos estar conscientes que ya no es como antes, que no te contratan de la misma forma y que los mexicanos, no todos, tenemos la capacidad, sobre todo financiera, para hacerle frente a las grandes obras que se construyen en el país. Por desgracia, en México se suelen realizar obras con el dinero del cliente, y en obras de gran magnitud económica es donde dan muy poco de anticipo: te dan el 20 por ciento y estamos acostumbrados a que nos den el 50. A veces no tenemos cómo soportar las condiciones y no dejan de ser situaciones muy complicadas, por lo que algo tenemos que hacer las instituciones y las asociaciones para que la gente que nos contrate, nos contrate también como mexicanos conscientes de esta situación”.
En general, el inminente advenimiento de inversión extranjera y el crecimiento cada vez mayor del capital privado en el desarrollo de este tipo de obras, además de los asuntos estructurales inherentes a la Ciudad de México (suelo fangoso en su mayoría) y la irregularidad de los asentamientos, llevan a cuestionarse si se podrá afrontar el reto, tanto desde el punto de vista ingenieril, como económico.
“La verdad es que siento que en el país nunca estamos preparados, pero aprendemos muy rápido; es decir, estamos listos para competir con las grandes empresas. Creo que los mexicanos somos muy buenos en todo, aunque somos un poco flojos y conformistas. Sin embargo, no estamos preparados en el recurso humano, porque cada día hay menos ingenieros, ya que, muy tristemente, hay ingenieros que terminan la carrera y encuentran trabajos donde ganan 8 o 10 mil pesos; eso, por supuesto, te desalienta. También quieren salir de la universidad y sin experiencia ganar mucho dinero. Entonces, yo creo que las universidades tampoco nos están enseñando o tampoco estamos enseñando a tener mexicanos ingenieros con un perfil y una visión empresarial.
”La ingeniería mexicana no está preparada en hacer obras de gran magnitud, porque no somos empresas con gran solvencia económica, y si queremos pedir dinero prestado por cualquier necesidad y entrarle a las grandes obras, el interés nos mata, porque en México es muy caro en comparación con otros países. Por otro lado, cualquier empresa mexicana, técnicamente hablando, tiene la capacidad de hacer cualquier obra que le pongan en frente.
”El problema de todo, reitero, es que no hay ingenieros, por lo que nosotros hemos optado por ofrecer capacitación a la gente, apostamos a invertir dinero para que nuestro mismo recurso mañana lo podamos utilizar. El problema no es tanto tener obra, sino que no tenemos a los jugadores para jugar, por lo que tenemos que capacitar. Los empresarios deberíamos apostarle más y nos da miedo invertir en nuestra gente, porque pensamos que nos la van a robar. Por otro lado, los electricistas deben interesarse más en crecer. Es realmente un tema muy complicado y tenemos que hacer algo, de lo contrario, sí vamos a tener un bache muy grande”, advierte el ingeniero Uribe.
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